Cuando se quiere conocer sobre los yerbales y su industrialización, nos damos cuenta que hay poca información y se sabe muy poco sobre su origen. La mayoría de la información se encuentra en tesinas y proyectos de investigación de alumnos y profesores de geografía, ciencias sociales o humanidades y libros independientes de autores poco conocidos que lamentablemente no se difunde mucho y que es sumamente necesario para entender lo que años más tarde habría consagrado el cultivo de la yerba como uno de los mercados más demandantes en Argentina.

A través de entrevistas a profesionales como ingenieros, productores, tareferos y familias trabajadoras en yerbales vamos encontrando un patrón: la mayoría son inmigrantes. Polacos, alemanes, ucranianos, japoneses son algunas de las nacionalidades de las personas que se vieron envueltos por el cultivo, la cosecha y comercialización de esta planta, a la que no conocían del todo y tuvieron sus estragos para aprender a lidiar con ella y hacerla su sustento monetario. No les fue fácil adaptarse a las tierras y clima que ofrece Misiones y tampoco les fue sencillo trabajar en su suelo. La mayoría de las familias traían consigo formas y conocimientos de labrar la tierra que ajustaron al suelo colorado, con el fin de poder llevar el pan a sus hogares.

Pero no solo eran inmigrantes quienes trabajaron en los cultivos. Jóvenes oriundos de la provincia que buscaban trabajar, también se vieron involucrados a la práctica de cuidar a la planta de la Caá Yari para conseguir una buena cosecha. 

Contexto

En el año 1911 comienza la expansión de los yerbales.

Ya para el año 1914 sucedieron 2 cosas importantes: en primer lugar, comenzaban a llegar los primeros inmigrantes a la Argentina. Y en segundo lugar, en cuanto a los cultivos de yerba mate, se abrió las puertas a los emprendimientos privados de los colonos. Con mucho esfuerzo las localidades de Santo Pipó, Eldorado y Montecarlo tuvieron un crecimiento asombroso.

Cada vez llegaban más y más familias extranjeras a lo que, el Estado les otorgó tierras fiscales condicionando a los colonos a cubrir esos espacios con el cultivo de la yerba mate, ya que era sumamente rentable. Con el paso del tiempo, la cantidad de los productores había crecido y se agruparon en cooperativas para ayudarse entre ellos, el estado también les aportaba atención y lo que necesitaran. En 1935 se crea la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM) para una mejor gestión y organización entre todas las cooperativas.

A pesar de las buenas intenciones y las regulaciones plantadas por la CRYM, no pudieron evitar la superproducción y el nacimiento de plantaciones clandestinas. A partir de 1938, dictaminan que la cosecha será del 60% para regular el gran stock, pero esto lo seguirán haciendo años siguientes con distintos porcentajes. 

Crearon un sistema de pago/canje a través de cupos que no se era muy eficiente ni beneficioso para los trabajadores.

En 1990, la CRYM cierra sus puertas por una grave crisis interna. Sus directivos ordenan quemar todos los archivos, perdiendo así, información fehaciente e importante recolectada durante años, que podría aportar a la historia.

A partir de este momento, voy a proceder a contar sobre la investigación que realizo para poder cubrir estos espacios vacíos de información, relacionados al avance industrial y al diseño que se dio en los cultivos de la yerba mate. Ya que la sola idea de crear sus propias herramientas y modificar sus conocimientos y procesos para cultivar una planta que no conocen, los pone en situación de tratar de resolver esa problemática, que básicamente es lo que hace el diseño. Y que con los años logren industrializar esas herramientas creadas por ellos mismos dejan una impronta dentro de la provincia y la historia de la yerba mate.